miércoles, 25 de noviembre de 2009

La paradoja de la inversión

(Por Fabián Amico)
Curiosidades del Coloquio de IDEA.

En las reuniones previas al Coloquio de Idea los empresarios se preguntaron: “¿Por qué no somos competitivos? ¿Por qué nuestras empresas no logran explotar todo su potencial?”. Como respuesta, el sector privado apunta sus cañones a la responsabilidad del gobierno y a las “deficiencias de las políticas públicas”. Para casi seis de cada diez empresarios, el factor central que causa el retroceso de Argentina en el ranking de competitividad mundial reside en «las políticas públicas que desalientan las mejoras macroeconómicas».


¿Cómo creen los empresarios que debería construirse el camino hacia la competitividad? El 77 por ciento opina que es necesaria una «adecuación gradual de precios relativos (ajustes de tarifas de la energía y el transporte)”. Héctor Méndez, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), fue más gráfico aún: «Si yo me siento maltratado, quiere decir que hay un clima de crispación. La economía se va a resolver porque los empresarios saben cómo resolverlo. Necesitamos un clima normal. ¡Normal!». La UIA dice que, por ejemplo, ahora se registran entre 1.200 y 1.300 litigios por día, proceso que potenció, como nunca, la industria del juicio. Incluso la negociación con los holdouts y el Club de París no serían requisitos suficientes. “También tiene que haber reglas claras», dijo el empresario sojero Gustavo Grobocopatel. «Un buen ejemplo para empezar sería ponernos contentos cuando hay un empresario que gana, porque eso genera trabajo y hace que pague más impuestos». En suma, los inversores buscan seguridad, previsibilidad, y hasta alguna sonrisa oficial y pública cuando obtienen suculentas ganancias.


Este discurso dominó la escena todos estos años. Pero si uno observa los datos, la realidad es bien distinta. Un trabajo del Centro de Estudios de la Situación y Perspectivas de la Argentina (Cespa), del año pasado, reveló que entre 2002 y 2006 la inversión como porcentaje del PIB superó los niveles alcanzados en los mejores años de la convertibilidad, ubicándose en promedio tres puntos por encima del promedio 1993-1998. Hubo también un fuerte incremento en términos reales de la inversión en maquinaria desde 2007, que fue superior al 2006 y que compensó la caída de la construcción. En 2007 la inversión en maquinaria creció 21,9 por ciento en valores absolutos respecto de 2006 y el monto alcanzado superó de manera clara todos los registros previos hasta colocarse cuarenta por ciento por encima del máximo de 1998 y más del cincuenta por ciento sobre el promedio de los mejores años de la convertibilidad.


El comentario común sobre la reducida tasa de inversión de Argentina, que tanto se repite en medios periodísticos y empresariales, omite que no solo la inversión al cabo de 2008 resulta mayor al promedio de los noventa, sino que si hoy se considera baja, debe reconocerse que era mucho menor en aquellos años. A pesar del dólar barato (que tan caro les salió a los trabajadores y al país) y que reducía el precio de bienes de capital importados, la inversión reaccionó entonces muy débilmente.


La comparación histórica es aún más clara. En la segunda mitad del siglo Veinte la tasa de inversión promedio del país fue de 18,9 por ciento, aunque con cambios pronunciados. En las décadas de 1960 y 1970 la inversión osciló en torno del veinte por ciento y rara vez llegó al veinticinco por ciento. Desde 1976, se mantuvo en el diecisiete por ciento del PIB. Así, el ciclo inversor de los últimos años, por comparación, por dimensión y permanencia, es uno de los de mayor acumulación de capital de los últimos cincuenta años. En términos internacionales, en base a una comparación de 168 países entre 1975-2000, surge que han sido pocos los países que han logrado dedicar por períodos prolongados más de un cuarto de su producto anual a la expansión de su capacidad productiva. Entre los 168 países, solo trece lograron sostener una tasa mayor al veinticinco por ciento, destacándose la perfomance Argentina reciente.


Entonces: ¿a qué vienen las proclamas de baja inversión y falta de estímulos? Es extraño porque la queja empresaria apunta precisamente a cuestionar los mismos elementos de la política económica que indujeron una mayor inversión. La inversión guarda una relación estrecha con la dinámica de la demanda agregada, en particular con el consumo (público y privado) y las exportaciones. En esta visión, donde la inversión está “empujada” por la evolución esperada del mercado, cuando la demanda agregada se desacelera o estanca, la inversión privada ajusta rápidamente, y más que proporcionalmente, que la reducción de la demanda (como ocurrió a principios de 2009). Contrariamente, ante aumentos persistentes de la demanda agregada la inversión también ajusta hacia el alza (aunque más lentamente) convalidando el ciclo expansivo.


En suma, las políticas expansivas que implementó el gobierno desde 2002 favorecieron un despliegue importante de la demanda agregada y por ende brindaron un estímulo poderoso para la inversión. Pero, al mismo tiempo, expandieron el empleo, redujeron el desempleo (el “ejército de reserva”) y fortalecieron la fuerza de negociación de los trabajadores. Este fortalecimiento se manifiesta de diversas maneras. Al interior del movimiento de los trabajadores y de la propia CGT, forzando a tomar ciertas posiciones y viabilizar reclamos. Al interior del gobierno mismo, forzándolo a adoptar ciertas medidas, como el tema de las ART, el salario mínimo, la movilidad jubilatoria, la asignación por hijo, etcétera. También obligando al gobierno a intervenir en los conflictos específicos entre empresas y trabajadores.


Todo esto no configura ciertamente un “buen clima de inversión” para los empresarios… ¡aunque la inversión venga creciendo a niveles récord! Este extraño comportamiento empresario es una de las paradojas centrales de la teoría económica y de la realidad económica moderna. Por eso existe hoy semejante presión sobre el gobierno. Con la brusca caída de la demanda externa y del consumo doméstico, la inversión ajustó rápidamente hacia abajo, como era previsible. Para que vuelva a crecer, sería necesario estimular la demanda agregada, pero el establishment rechaza ese camino, porque tales políticas solo empeorarían aun más el “clima de negocios”, alentando el “desorden social” y las “malas políticas”. Y lo peor es que hay gente del gobierno que cree efectivamente que el diagnóstico de Idea es correcto.

http://www.pca.org.ar/

3 comentarios:

  1. Hola Abel... realmente es paradójica la actuación de los empresarios. Sé de buenas fuentes que les va espléndido!!! Pero lloran como niños... y consiguen subsidios cuando amenazan con dejar gente sin trabajo ¿no? En esta ciudad donde vivo (San Nicolás) la metalúrgica Siderar intentó dejar ebn la calle en febrero pasado a 2.500 trabajadores, por el susto a raíz de la crisis. Pero la Cris les había consegudi un excelente precio por la empresa del grupo Techint en Venezuela... la que Chavez estatizó... con la promesa que construirían otro alto horno en la planta de acá, así que les armó lío y obtuvo que retomaran a todos los empleados. Hoy, a pocos meses de la crisis que no fue tanta en nuestro País, la fábrica supera los niveles de exportación del año pasado, que fue récord...
    Te agradezco que hayas pasado por mi blog. Recién hoy me devolvieron el servicio de internet.
    Un abrazo
    Mona

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  2. Abel: no sabía donde contestar, así que lo hago por acá.
    Seguramente la edición impresa del suplemento la tenían preparada y se la tuvieron que comer.
    La calidad del suplemento indica que no es parte de una incomprensible competencia por la primicia (el "yo lo dije primero"), si no algo que armaron aún antes del transplante, ya que fué al día siguiente.
    El sábado a la mañana miro Clarín y ahí estaba el suplemento, mientras escuchaba la radio que daban el parte de cómo había pasado la noche, ahí me bajé las imágenes y al rato ya no estaba más.
    El único que escuché que dijo algo al respecto fué Marcelo Polino en un programa que tiene en América.
    Recuerdo que algo parecido sucedió con Mercedes Sosa, pero sólo como noticia, no como "homenaje" como esto.

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  3. Te juro que leí como título del blog: "Soy consumista y tú que esperas para serlo?"

    Mil sorrys, ahora leo la entrada.

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